1. La educación centrada en el alumno: Se prioriza el bienestar emocional y social de los estudiantes, reconociendo que cada individuo tiene necesidades y características únicas.
2. El respeto y la empatía: Los educadores y los alumnos se tratan mutuamente con respeto y comprensión, fomentando un ambiente de apoyo y colaboración.
3. La comunicación efectiva: Se promueve la comunicación abierta y sincera entre profesores, estudiantes y padres, facilitando un entendimiento mutuo y la resolución de conflictos.
4. La construcción de vínculos afectivos: Se alienta a los educadores a establecer relaciones sólidas y cariñosas con sus estudiantes, lo que puede llevar a un mayor compromiso y éxito en el aprendizaje.
5. La inclusión y la diversidad: Se valora y se celebra la diversidad cultural, social y personal, y se trabaja para incluir a todos los estudiantes en el proceso educativo.
6. El aprendizaje colaborativo: Se fomenta el trabajo en equipo y la cooperación entre los estudiantes, lo que les permite aprender unos de otros y desarrollar habilidades sociales importantes.
